El Viaje
Mi corazoncito late nervioso y emocionado
cuando la larga fila infantil del orden se acorta,
donde al llegar extiendo mis manos temblorosas
en ellas depositarán lo más deseado y anhelado.
Veo las manos del donante que tal entrega hace,
un pantalon corto para el baño,y camiseta ligera,
es el mismo equipo de viaje, como de otros veranos,
y para caminar, unas azules sandalias de plásticos.
Este equipaje, mi pequeño e ilusionante regalo.
Ya empiezo a imaginar la arenosa playa del mar.
lejanos barcos pequeños, inmóviles al horizonte.
El cielo azul y más grande como recién pintado.
Aprieto el pequeño equipaje contra mi pecho,
mi corazón siente ese calor de nerviosa ilusión.
Con impacientes deseos de marchar y llegar
sueños con las olas blancas bailando en el mar,
Al fin, por cansado y rendido, me quedo dormido.
Despierto antes que otras veces, sueño ligero fue.
Una diurna luz, impaciente, por la ventana se filtra.
Es el día, me digo, y feliz me levanto ilusuonado.
Aún estoy abrazado a mi pequeño equipaje,
mi corazoncillo late felizmente acelerado.
¿Despierto?, asiento, no quiero volver a dormir,
no quiero despertar desilusionado e ir al colegio.
Se hace eterno levantarme de mi pequeño lecho,
con excusas de ir al servicio al fin consigo hacerlo,
me pongo el bañador, mis sandalias, más sin espejo,
que guapo me siento, soy feliz, estoy emocionado.
Me encuentro esperando en la calle, otra vez en fila,
al fondo un gran camión donde haremos el gran viaje.
¿Será ese el mío?, la cola es larga para poder serlo,
será más grande y bonito cuando mi turno llegase.
He subido al camión y me situan en un lateral,
siento que se mueve, emprendemos la marcha.
Antes del rosario, cantamos alegres canciones.
Deseo que mi camión sea el primero que llegue.
El viaje se hace eterno pero muy entretenido.
Entre canciones, rosarios y nervios impacientes.
Sueños de espacios abierto y llenos de mar.
Durante un mes estaré en un cielo verde y azul.
Ver el alto faro en el blanco horizonte emerger.
Gritar con fuerza ¡¡Chipionaaaaa, el farooooooo!!.
Unas lagrimas de ilusión resbalan por mis mejillas.
Nos vamos acercando y ya huele al salado mar.
Llegamos a Chipiona, parece recien pintada.
Casitas blancas y como vigía, el faro se muestra
altivo en el horizonte, ¡¡El Faro, el Faro!! gritaron.
todos miramos a contempla nuestro querido faro.
Solo queda el mar para completar nuestra dicha
y pronto aparecerá, ¡¡ El mar, el mar!! gritaba uno,
y todos mirábamos su dedo indicador, ¡¡alli!! ¡¡alli!!,
Pronto lo ví, mostrandose en toda su inmensidad.
Filas de burro, portando alforjas de uvas negras,
unos tras otro caminaban, dóciles, tras su amo.
Lo aromático de mi Chipiona perfuma el paisaje.
Ya pronto estaremos en casa, el faro se cerca,
El color verde-azulado salpica las nubes blancas.
Cuán hermoso es, digo feliz , para mis adentros.
No existe ahora un niño más afortunado que yo.
¿Sera el equipaje?, o ¿la ilusión que llevo dentro?.
Porque mi pequeño emocionado corazón infantil,
no tenía mayor ilusión que tener una madre.
Ahora no la necesito, tampoco recordarla quiero.
Mi equipaje; el mar; el faro y; la virgen de Regla.
Mi corazón rebosa de amor, me siento feliz y lleno.
Olvidado por momentos las paredes del hospicio.
Fui el niño más feliz en este especial encuentro.
Roque Cruz
.
Mi corazoncito late nervioso y emocionado
cuando la larga fila infantil del orden se acorta,
donde al llegar extiendo mis manos temblorosas
en ellas depositarán lo más deseado y anhelado.
Veo las manos del donante que tal entrega hace,
un pantalon corto para el baño,y camiseta ligera,
es el mismo equipo de viaje, como de otros veranos,
y para caminar, unas azules sandalias de plásticos.
Este equipaje, mi pequeño e ilusionante regalo.
Ya empiezo a imaginar la arenosa playa del mar.
lejanos barcos pequeños, inmóviles al horizonte.
El cielo azul y más grande como recién pintado.
Aprieto el pequeño equipaje contra mi pecho,
mi corazón siente ese calor de nerviosa ilusión.
Con impacientes deseos de marchar y llegar
sueños con las olas blancas bailando en el mar,
Al fin, por cansado y rendido, me quedo dormido.
Despierto antes que otras veces, sueño ligero fue.
Una diurna luz, impaciente, por la ventana se filtra.
Es el día, me digo, y feliz me levanto ilusuonado.
Aún estoy abrazado a mi pequeño equipaje,
mi corazoncillo late felizmente acelerado.
¿Despierto?, asiento, no quiero volver a dormir,
no quiero despertar desilusionado e ir al colegio.
Se hace eterno levantarme de mi pequeño lecho,
con excusas de ir al servicio al fin consigo hacerlo,
me pongo el bañador, mis sandalias, más sin espejo,
que guapo me siento, soy feliz, estoy emocionado.
Me encuentro esperando en la calle, otra vez en fila,
al fondo un gran camión donde haremos el gran viaje.
¿Será ese el mío?, la cola es larga para poder serlo,
será más grande y bonito cuando mi turno llegase.
He subido al camión y me situan en un lateral,
siento que se mueve, emprendemos la marcha.
Antes del rosario, cantamos alegres canciones.
Deseo que mi camión sea el primero que llegue.
El viaje se hace eterno pero muy entretenido.
Entre canciones, rosarios y nervios impacientes.
Sueños de espacios abierto y llenos de mar.
Durante un mes estaré en un cielo verde y azul.
Ver el alto faro en el blanco horizonte emerger.
Gritar con fuerza ¡¡Chipionaaaaa, el farooooooo!!.
Unas lagrimas de ilusión resbalan por mis mejillas.
Nos vamos acercando y ya huele al salado mar.
Llegamos a Chipiona, parece recien pintada.
Casitas blancas y como vigía, el faro se muestra
altivo en el horizonte, ¡¡El Faro, el Faro!! gritaron.
todos miramos a contempla nuestro querido faro.
Solo queda el mar para completar nuestra dicha
y pronto aparecerá, ¡¡ El mar, el mar!! gritaba uno,
y todos mirábamos su dedo indicador, ¡¡alli!! ¡¡alli!!,
Pronto lo ví, mostrandose en toda su inmensidad.
Filas de burro, portando alforjas de uvas negras,
unos tras otro caminaban, dóciles, tras su amo.
Lo aromático de mi Chipiona perfuma el paisaje.
Ya pronto estaremos en casa, el faro se cerca,
El color verde-azulado salpica las nubes blancas.
Cuán hermoso es, digo feliz , para mis adentros.
No existe ahora un niño más afortunado que yo.
¿Sera el equipaje?, o ¿la ilusión que llevo dentro?.
Porque mi pequeño emocionado corazón infantil,
no tenía mayor ilusión que tener una madre.
Ahora no la necesito, tampoco recordarla quiero.
Mi equipaje; el mar; el faro y; la virgen de Regla.
Mi corazón rebosa de amor, me siento feliz y lleno.
Olvidado por momentos las paredes del hospicio.
Fui el niño más feliz en este especial encuentro.
Roque Cruz
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