Roque Cruz
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SER AMADO POR TI....
He vuelto la mirada y te he visto en tu diario quehacer,
En un rutinario cuidar de tu gente, de tu hogar.
No mengua en nada tu belleza con delantal de ama de casa,
Toda tu hermosura radica en tu amorosa entrega diaria.
Como esposa y madre , estas entregadas hasta el alma,
En un bellísimo lenguaje de amor y protección.
El prever alimento traído del mercado, la colada, la limpieza...
¿Que hacer de comer hoy? Te preguntas, ayer, hoy, mañana...
El tiempo se acorta, aún queda que hacer, esto te inquieta,
Y así nacen tus versos de amor todos los días dados.
Cuando pienso, cuanto amor recibo de ti, me siento afortunado,
Callada pero continua, no cesas de premiarnos con tu entrega.
Cansancios simulados en frescura y sueños arrebatados a tu descanso,
Y aún, en tu humildad me miras interrogante, ¿estará feliz de mí?...
Desde nuestros destinos cruzados, nuestros labios se hicieron besos.
Mujer no hay que me hiciera el enamorado más feliz del universo.
Lo justo y difícil es compensar tu total entrega, tu amor, tus penas,
Sustituir esas lágrimas derramadas y tímidamente escondidas.
Esa piel que te viste engalanadote de hermosura y eterna juventud,
Hacen de tu imagen una fragante y colorida flor enamorada.
Cuando devuelvo la mirada sólo un sentir tengo, bendita seas mujer,
Por lo tanto dado y lo poco exigido, por ser mi pilar y sostén.
Por haber nacido y ser mi mujer, por esperar hasta que te encontré,
Por descubrirme el amor y amarte como te amé, ¡ y cómo te amo!,
Por salir de mi soledad, hacerme dos veces padre, ser tú amante,
Por ser tolerante y paciente y finalmente, por ser tan buena madre.
Tú hermosura se esconde tras tu delantal de protectora ama de casa,
Tus versos en rimas de ¿A cuanto la ternera? ¿Caro el kilo queda?
Si buena madre me fue negada, mejor compañera Dios me concedió,
Vivir a tu lado compensó todo lo cuanto sufrido.
Para por ti ser amado, grabado lo dejo, volvería a repetir lo sufrido,
Y en ello volver a vivir lo que ha sido vivido contigo.
Rebosado de amor de tí me siento y una felicidad continuada sin tiempo,
Quédese detenido el instante para saborearlo cada momento.
Si nuestras miradas se cruzan y mis labios disimulan una sonrisa,
no te turbes, es mi corazón agradecido que se dibuja en mis mejillas.
No pienses que puedo dejar de amarte, sabiendo como te quiero,
En algún lugar de nuestro tiempo, seguiré amándote como siempre.
Dios desde el cielo te pondrá como ejemplo, tu bondad es mi gran premio,
Cuando envejecidos, juntos vivamos nuestro amor eterno.
Nuestra senda será surco tras nuestro caminar, como hermoso gran ejemplo.
Nunca seremos olvidados, y en el cielo se grabarán nuestros nombres.
Sigue siendo inspirado por mi querida esposa,
madre de mis hijos
y compañera de mi amor.
Roque Cruz