EL ALTIVO ENAMORADO
Altivo, como desafiante, emerges para otear
en un circulo incesante de vigía enamorado,
si, las veos, mis dos compartidos amores,
mis eternas compañeras, mis enamoradas.
Una engalanada de belleza, el cielo alcanza
la otra sencilla, recatada, pero no menos bella.
Una acariciada de brisa salada de temprano mar,
en entorno florido, la otra adornada de palmera.
Una, luminosa como de luz recién maquillada,
la otra, fundida entre frescas y suaves sombras.
Una, cerca del cielo, me da alegría y felicidad,
la otra, de recogimiento, mi alma se baña de paz.
No puedo ser más de una que de otra mi amor,
las dos guardan valiosos tesoros en su interior.
La altiva, blanca y luminosa su virgen morena,
La sencilla, por recatada, a su señora marinera.
Se puede adivinar, por chipioneros, sus nombres,
Santuario de Regla y la iglesia de Maria de la O ,
¿Qué quien soy yo dices? Yo soy el faro de Chipiona,
El amante más luminoso de noche y amado de día.
¿Por qué tan alto?, para admirarlas, sentirlas cercas,
protegerlas y, sobre todo, enamorarlas todos los días.
Roque
Altivo, como desafiante, emerges para otear
en un circulo incesante de vigía enamorado,
si, las veos, mis dos compartidos amores,
mis eternas compañeras, mis enamoradas.
Una engalanada de belleza, el cielo alcanza
la otra sencilla, recatada, pero no menos bella.
Una acariciada de brisa salada de temprano mar,
en entorno florido, la otra adornada de palmera.
Una, luminosa como de luz recién maquillada,
la otra, fundida entre frescas y suaves sombras.
Una, cerca del cielo, me da alegría y felicidad,
la otra, de recogimiento, mi alma se baña de paz.
No puedo ser más de una que de otra mi amor,
las dos guardan valiosos tesoros en su interior.
La altiva, blanca y luminosa su virgen morena,
La sencilla, por recatada, a su señora marinera.
Se puede adivinar, por chipioneros, sus nombres,
Santuario de Regla y la iglesia de Maria de la O ,
¿Qué quien soy yo dices? Yo soy el faro de Chipiona,
El amante más luminoso de noche y amado de día.
¿Por qué tan alto?, para admirarlas, sentirlas cercas,
protegerlas y, sobre todo, enamorarlas todos los días.
Roque