SÓLO CON MI ÁRBOL
Vuelvo por última vez a tu sombra,
en tu tronco aún están grabados.
Son nuestros nombres de un amor
que por pasado nunca se borró.
Tus ramas quebradas en el tiempo
caen a la tierra y yacen moribundas.
Las hojas secas se resisten al viento,
abandonado perdido y olvidado.
Con sus raíces, sin apenas vida,
no pueden contenerlas en promesas.
Es un renacer que se resiste a volver,
y ser engalanada en frondosa corona.
Pero quisiste permanecer de pie,
conservar el instante nuestro amor.
Viejo y leal amigo mío, pero ella se fue,
y sólo quedó su nombre en tu piel.
Quiero tocar tus agrietadas ramas,
sentir el frescor de tu sombra muerta.
Dejarte morir sin dolor y sin penas,
porque tú siempre estarás conmigo.
Planté un día un árbol en la cima,
de sus generoso y frescos frutos gocé.
Su sombra fue cobijo en mi soledad,
como testigo de promesa quiso ser.
Mi vida, cansada en una espera,
por falsa promesa mantuvo su vejez,
quería darme por última vez su adiós,
y regalarme su última fresca sombra
Roque Cruz
Vuelvo por última vez a tu sombra,
en tu tronco aún están grabados.
Son nuestros nombres de un amor
que por pasado nunca se borró.
Tus ramas quebradas en el tiempo
caen a la tierra y yacen moribundas.
Las hojas secas se resisten al viento,
abandonado perdido y olvidado.
Con sus raíces, sin apenas vida,
no pueden contenerlas en promesas.
Es un renacer que se resiste a volver,
y ser engalanada en frondosa corona.
Pero quisiste permanecer de pie,
conservar el instante nuestro amor.
Viejo y leal amigo mío, pero ella se fue,
y sólo quedó su nombre en tu piel.
Quiero tocar tus agrietadas ramas,
sentir el frescor de tu sombra muerta.
Dejarte morir sin dolor y sin penas,
porque tú siempre estarás conmigo.
Planté un día un árbol en la cima,
de sus generoso y frescos frutos gocé.
Su sombra fue cobijo en mi soledad,
como testigo de promesa quiso ser.
Mi vida, cansada en una espera,
por falsa promesa mantuvo su vejez,
quería darme por última vez su adiós,
y regalarme su última fresca sombra
Roque Cruz